Por Pablo Mariñoso
Hace ya algunas semanas, los jóvenes de Católicos en Acción participamos en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa. En la capital portuguesa, millones de jóvenes del mundo entero nos juntamos para acompañar al Santo Padre. De esta peregrinación, que tuvo a la Virgen María como protectora, acompañante y protagonista (con especial recuerdo para Nuestra Señora de Fátima), extraemos hoy algunos recuerdos alegres.
Vivimos primero unos días de convivencia en Béjar, pueblo salmantino a los pies de la Sierra de Gredos. Allí, los casi 120 jóvenes de Católicos en Acción, acompañados por el Padre Lucas y el Padre Mario, sacerdotes de Servi Trinitatis, pudimos vivir varias jornadas de alegría en familia. Disfrutamos juntos de torneos deportivos, adoraciones, juegos nocturnos, excursiones, ratos de piscina y… ¡hasta comimos una gran paella! En el Santuario de Nuestra Señora del Castañar aprovechamos para sintonizar nuestros corazones antes de los días centrales de la JMJ. ¡Qué fantásticos días de descanso en comunidad!
Ya en Lisboa, pudimos disfrutar en primer lugar del encuentro de españoles en el gran parque de Estoril. Quedó entonces patente que la Iglesia está muy viva en España y juntos disfrutamos de un gran concierto al aire libre. Dios está en todo. Los días siguientes fueron de enorme gracia, con la Misa de Apertura, la acogida del Santo Padre en el Parque Eduardo VII, y el Vía Crucis del viernes con el Papa Francisco. Muchos peregrinos del grupo destacaron este momento como el más impactante de toda la JMJ, gracias a una impresionante puesta en escena.
El sábado llegó el momento cumbre con la Vigilia. Dos millones de jóvenes nos juntamos en el Parque do Tejo para adorar al Señor, con la compañía del Papa Francisco. Se hizo el silencio en Lisboa y aquella noche los jóvenes de Católicos en Acción pudimos disfrutar de un rato de encuentro con el Señor. También disfrutamos allí de conciertos, dinámicas y vídeos que culminaron con la Santa Misa de envío, donde el Papa nos alentó a llevar a Cristo con nosotros, a ser apóstoles de la sonrisa, llevando siempre una «alegría que es misionera». Por eso repetían varios de los jóvenes de Católicos en Acción: «El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres». Verdaderamente lo estamos.