¡Feliz día de la Inmaculada Concepción!

En el pasaje de la Anunciación María descubre que es inmaculada al ser llamada por el ángel llena de gracia (Lc 1, 28). Pero María sabe que no es inmaculada por méritos propios, sino porque la Santísima Trinidad, que Ella conoce en ese momento, es quien ha obrado esta maravilla. Ese único Dios, en quien ella creía y conocía como Padre, ahora también se le revela como el Hijo que quiere tomar su carne para hacerse hombre y realizar la salvación mesiánica; y esa encarnación del Hijo la obrará el Espíritu Santo, que también es Dios con el Padre y el Hijo.

A partir de este momento María, que se descubre inmaculada, comienza una relación personal con la Santísima Trinidad. Y junto a la Santísima Trinidad, María tiene la respuesta y la realización de la voluntad de Dios cuando responde al ángel: “Aquí está la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1, 38). Así María Inmaculada nos enseña como debemos nosotros vivir y responder a la Santísima Trinidad.

En este tiempo litúrgico de Adviento María nos ayuda a vivir con auténtica esperanza el misterio de la Navidad. Ella se dejó transformar plenamente por la Santísima Trinidad y también quiere que, con Ella y como Ella, nosotros nos dejemos transformar por la Santísima Trinidad. Viviendo cada día más como hijos del Padre, como hermanos de Jesucristo y dejando que el amor del Espíritu Santo sea el que mueva cada vez más nuestros pensamientos, palabras y obras.

Vivir en el Corazón Inmaculado de María es la mejor manera de preparar el misterio de la Navidad en nuestras vidas y de glorificar a la Santísima Trinidad del mejor modo.

Antonio Martínez Racionero
Presidente de Servi Trinitatis

Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.

A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.