El Bautismo: Dios Trinidad, del Cielo a mi alma
- En el Bautismo de Jesús, Dios Trinidad, que habita eternamente en el Cielo, se hizo presente en la Tierra. En la ribera del Jordán, sobre Jesús, el Hijo hecho hombre, resuena clara la voz del Padre: «Tú eres mi hijo amado». Y el Espíritu Santo descendió sobre Él.
- En nuestro bautismo, nos identificamos de tal modo con Jesús, que también Dios Padre nos dice a cada uno: «Tú eres mi Hijo amado». Y Jesús derrama sobre nosotros su Espíritu… ¡La Santísima Trinidad habita en mí!
«Si alguno me ama, mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23).
«Tarde te amé, te buscaba por fuera y estabas dentro de mí» (San Agustín).
Si vivimos en gracia de Dios, llevamos a Dios dentro de nosotros. Nos ama y nos salva desde dentro.
¡Llevo a Dios dentro de mí! - Los cristianos estamos llamados a vivir y a contagiar este gran misterio. A anunciar a cada persona que su vocación es ser templo de Dios. A vivir en cada hermano la presencia misma de Dios, que habita en su alma…
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